La Inteligencia Artificial ha transformado nuestro mundo. Somos conscientes de que su aplicación supone grandes oportunidades de conocimiento. También implica riesgos. Pero para eso está la Inteligencia Humana, para prevenirlos, para ponerles la brida y para regular aquello que implique un uso perverso de las potencias de una tecnología que nos permite adaptarnos a la complejidad del mundo contemporáneo. Quizá esa sea la clave: la adaptación. La IA que nos importa en Ludiana es aquella que nos permite impulsar la comunicación de las empresas, conocer mejor los públicos, mejorar la reputación de las compañías y de los profesionales, y tejer una red de alertas que nos avise de los riesgos, pero también, y sobre todo, de las oportunidades. Es el mundo en crisis. Y ya saben que los chinos, dicen los que conocen los ideogramas chinos, que la representación de la idea de crisis es un signo que combina los rasgos gráficos de la oportunidad y del riesgo.