Una de las características que todo experto atribuye a un buen líder es la capacidad de comunicar. Los directivos de grandes compañías se preocupan por igual por diseñar una buena estrategia de empresa, como por llevar a cabo una buena comunicación, tanto interna como externa.
A través de esa comunicación el líder influye tanto en las personas que tiene a su cargo, motivándolas e inspirándolas, como en el público, para el que se convierte en portavoz de la compañía.
Comunicación interna
Las habilidades de comunicación interna que debe desarrollar un buen líder deben estar orientadas a la dirección de personas y equipos. Son clave para interactuar con sus empleados, a los que debe transmitir y hacer partícipes de los valores de la organización. Para ello, debe apoyarse en importantes habilidades:
- Empatía: un buen líder es capaz de crear historias, relatos que van más allá de la parte racional para impactar también en la parte emocional de sus empleados. Expresiones que condensan la identidad con la visión y la proyección hacia el futuro, es decir, que “inspiren”.
- Oportunidad: un buen líder sabe cuándo es el momento idóneo para cada mensaje. Domina las situaciones y logra que los relatos jueguen a su favor.
- Escucha activa: es imposible ser un buen comunicador si antes no ha desarrollado la habilidad de escuchar al otro. Un líder que maneja con eficacia la comunicación dialoga con sus interlocutores y los comprende.
- Claridad: una visión y una comunicación sencilla han sido siempre primordiales en el liderazgo. De nada sirve transmitir un buen mensaje si la forma en la que lo hacemos no es accesible para quien debe recibirlo.
- Bidireccionalidad: es deber de un buen líder abrir canales de comunicación que permitan que los mensajes se desarrollen con naturalidad entre las partes.
Comunicación externa
En su relación con el público, un buen líder debe desarrollar una comunicación basada en la transparencia y el ejemplo. Utilizar el ejemplo en nuestra comunicación aporta un gran valor de autenticidad y de credibilidad tanto para el líder que lo transmite como para la compañía a la que representa.
Por supuesto, el entrenamiento de un buen líder en habilidades de comunicación es un factor clave que incluye afianzar actitudes imprescindibles para un buen comunicador como seguridad y conocimiento del tema al aparecer ante los medios, participación activa en eventos, convertirse en imagen de la compañía y ejercer como portavoz de esta allí donde acuda.
