¿Eres un Grinch?

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en la foto aparece el grinch de Jim Carrey

Se acerca la Navidad. Hace semanas que nuestras calles y escaparates lo saben. Se han llenado de luces y guirnaldas que nos invitan acomprar y a pasear por las ciudades. Las radios, televisiones y periódicos ya propagan anuncios con cierto regusto a nostalgia, a amor familiar y a postres azucarados, muy típicos de estas fechas.

Está demostrado. Los estudios han certificado que las luces navideñas incitan al consumidor a las compras. Como han demostrado también que las emociones activan la memoria a largo plazo. Algo que saben muy bien los publicistas, que las utilizan para introducir las marcas en nuestro subconsciente con eslóganes pegadizos, influyendo en la decisión de compra y provocando la fidelización con esos productos.

Ya suenan los villancicos en los centros comerciales, y los que estamos lejos de la familia nos ponemos un poco nostálgicos y pensamos, como el del turrón, en «volver a casa por Navidad». Todo está inventado ya en el marketing navideño. Todos los anuncios de juguetes nos recuerdan a juegos de otros tiempos y todas las promos de turrones tienen el mismo sabor a sweet Christmas. Y todos tarareamos los jingles de uno u otro anuncio siempre por estas fechas.

Pero, ¿a todos se nos despierta el espíritu navideño a golpe de pandereta y luces parpadeantes de colores?

A todos no. En una cueva en lo alto de una montaña, a 3000 pies al norte de Villaquién, vive una criatura peluda y cascarrabias con un corazón «dos tallas menor» que se llama El Grinch y cuyo único objetivo es robar la navidad. Eliminar los adornos y regalos navideños a los Quien e impedir que llegue la navidad.

Obviamente, El Grinch es una invención literaria fruto de la imaginación del Dr. Seuss (Theodor Seuss Geisel) en 1957. Un ser que ha traspasado el universo literario y que ha llegado al cine en varias ocasiones, la última de ellas en esta misma pre-Navidad. ¿Habrá traspasado también la pantalla para instalarse entre nosotros?

¿Habrá traspasado también la pantalla para instalarse entre nosotros?

Lo cierto es que la palabra grinch ya forma parte del vocabulario popular. Con ella designamos a aquellas personas que no tienen espíritu navideño. Muchos señalan que su significado literal es «amargado» y le aplican el término a aquellos vecinos que se enfurruñan cuando suena el “Campana sobre campana” en el supermercado. Esos que no adornan sus casas con el tradicional nacimiento de Jesús ni ponen el divertido árbol de Navidad en la entrada al salón. Personas que parecen molestas cuando llegan estas fechas y que no disfrutan de la compañía de sus familiares y amigos en estas fechas en las que nos esforzamos por compartir.

Esta palabra es una muestra más de cómo el cine y la literatura modifican nuestro vocabulario. Crean un imaginario colectivo que permite que introduzcamos términos con facilidad. Palabras que, como en este caso, muchas veces no conocemos por haber leído la obra o haber visto la adaptación cinematográfica, sino que asimilamos con tanta comodidad que conocemos y utilizamos correctamente sin siquiera haber visto un grinch en nuestra vida.

Lo cierto es que no habremos visto a la criatura verde que llena las pantallas de cine en estos días, pero seguro que todos conocemos al grinch de la casa de al lado, que intentará impedir que disfrutes del marketing navideño que tan esmeradamente han preparado marcas y comercios para nosotros.

Tal vez el grinch sea un personaje más real de lo que pensamos, aunque como en la película, (¡cuidado, spoiler!), acabe amando la Navidad como el que más.

Y tú, ¿eres un grinch o un entusiasta de la Navidad? ¿Cómo celebras estas fechas? ¿Qué es lo que más te gusta de la Navidad? Tú opinión es importante para nosotros, anímate acompartirla. 

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