Estás ante una gran oportunidad. El momento que siempre has esperado. Te toca hacer una presentación ante el equipo directivo de tu compañía, ante un claustro de catedráticos o profesores de alto nivel. Estás nervioso. ¿Quién no lo estaría? Hasta Cicerón reconocía que antes de hablar y en el primer minuto de su discurso, los nervios se apoderaban de sus piernas y las enlazaban con una tela invisible. Debes mantener la calma. Debes aparecer humilde, pero a la vez seguro. Es un desafío. La audiencia es difícil. Te ofrecemos unos consejos que te harán brillar y te permitirán aprovechar esta oportunidad como mereces. Es difícil llegar hasta donde has llegado. Ahora se trata de coronar la cima.
Primer consejo: Su tiempo es valioso.
El tiempo de ellos, de quienes te escuchan, es valioso. Si lo miras bien, los humanos somos tiempo. Ese es nuestro gran y único capital. Cuanto más arriba estás en una organización, tu tiempo es más valioso, sobre todo porque se te presentan muchas reclamaciones y peticiones de cita, que te harán perder mucho tiempo. Por tanto, los ejecutivos de alto nivel seleccionan muy bien lo que ponen en la agenda, para aprovechar el tiempo, para evitar ser distraídos por cuestiones que no tienen relevancia. NO son generosos con su tiempo. NO deben serlo. Por tanto, DEBES ENTREGARLES ALGO DE VALOR. Comienza tu intervención con seguridad, ve directo al asunto que tratas, capta su atención en el primer minuto. Ocupa todo el tiempo que te han asignado, pero deja algunos minutos para preguntas y respuestas.
Segundo consejo: una sola idea, una sola frase
Asegúrate de concentrar en una frase la idea central de tu presentación. Como dice el que fuera escritor de discursos de Tony Blair, Phillip Collins, tu intervención debe tener una idea central, y todo lo demás debe ser el andamio que sostiene esa idea. Tu audiencia quiere saber enseguida por qué es importante lo que estás diciendo. No tienes tiempo para una introducción alargada. Haz una descripción general de los hechos que sean pertinentes, estructura tu presentación con sencillez, céntrate en el problema y propón una solución.
Tercer consejo: acepta el desafío de hablar ante la audiencia más exigente
Debes pensar que hablas ante la audiencia más exigente, la más difícil. Tu estado emocional sufrirá un estrés desconocido. Solo hay una forma de evitar y controlar esa presión: prepararte. Haz tu presentación ante un pequeño grupo de personas de confianza. Ensaya muchas veces ante el espejo, limpia todo aquello que en la presentación puede sobrar, o es prescindible. Y haz algo que te dará una gran confianza: practica un deporte intenso un par de horas antes de la cita. Tu cuerpo generará testosterona, que es la hormona de la confianza. Con esos dos requisitos, tu grado de confianza en ti mismo será alto. No olvides que la confianza en uno mismo es como un músculo: mejora si la entrenas, y empeora si no la trabajas a diario.